viernes, 20 de enero de 2012

SABERSE INFINITO.


















Desde donde estoy
he mirado muchas veces la demanda
que pide el otoño a los arboles,
orgullosos portadores de señalamientos y agravios,
los he visto declinar sus copas
así como el alcohólico sus vasos,
me he preguntado ¿Dónde quedan las libertades?
¿No podrá nunca imponerse la noche sobre el día?
Porque desde donde estoy
he intentado en vano manipular
los sentimientos de la verdad,
fundirme de pronto y deseoso en las paredes,
que claman las voces que no tienen,
hacer con lo que no tengo
tampones para oídos y bocinas para el corazón.
Pues se, que hay arterias ocultas
que también filtran sangre para el alma,
esa que no siempre puede ser desvestida,
que se aferra con garras y colmillos
a las pasiones pasadas, a los gustos extraños,
a los amores prohibidos.
Sin embargo sigo viendo
arqueros que no pueden atinar al sol,
manos con dedos firmes que dirigen ganado al abismo
y abismos que logran tener llenadero.
Por eso y desde donde estoy
he tomado la decisión de abrir mis alas,
no como águila que emprende el vuelo
por los infinitos horizontes,
sino como un pájaro dodo
que consciente de no poder volar,
prefiere estrellarse contra las piedras
a dejarse llevar por el viento.


                       Dedicado a Jova.
              Con mucho cariño y aprecio.
“A veces no sabemos cómo manejar las cosas”

1 comentario:

Salazar Craft dijo...

Fascinante... en especial la última parte... Los dodos se lanzan al abismo conscientes de su incapacidad de vuelo...