martes, 1 de junio de 2010

DE MI, PARA TU VOLUNTAD.


Te pido una disculpa en nombre de mi corazón mentiroso. Pues ahora está en agonía, me dice, desde el lecho de su mortal cama. Ya no escribe, ya no canta, ya no toca el piano de los recuerdos, ya no recita los poemas que le enseñaste y ya no quiere contar cuentos. Te pido una disculpa, pues su gravedad es seria. Dice cosas incoherentes sobre los viejos momentos, habla de los atardeceres y de las noches cortas, dice que tú eras la razón de sus bellos días. Ya no quiere comer, ni beber, ni dormir, no quiere salir, no quiere reír, y del frio de tu silencio solo espera el partir. Quiere que te des cuenta, que no fue su intención dañarte, que no fue su intención olvidarte y ni mucho menos intento matarte. Pues te pide disculpas por tu frialdad, tu fortaleza y por tus nuevas formas de ser, el es el responsable de tu nueva vida. Te pido disculpas, pero en verdad no espero compasión, pues entiendo tus actuares, entiendo tus reproches y entiendo tus olvidos.

Pero quiero que sepas, que mis disculpas son por obra de este miserable corazón, que aunque lo hace en vano… aun te ama.