domingo, 3 de agosto de 2008

CUANDO UN CREYENTE, UN IDIOTA Y UN BLASFEMO SE ENCUENTRAN. Primera parte.


-¡Toma para que conozcas la palabra del señor!- escuche con ímpetu la conversación que le dirigía un tipo a otro, mientras le estrechaba una hoja con dibujos de hombres en túnicas blancas. El receptor del mensaje, accedió inmediatamente y se sentó a platicar con el extraño a un lado suyo en plena calle. Me acerque cada vez más para tratar de escuchar las charlas de los dos idiotas, me era difícil, y tuve que preguntar de que rayos hablaban. Un montón de estupideces salieron de su boca, como contestación a mi pregunta. No entendí en efecto ni una maldita palabra de lo que explicaba, pero lo que si pude deducir, fue que si yo leía ese artículo (mismo que se encontraba en las manos del antes mencionado imbécil incauto) y/o escuchaba lo que tenía que leerme de un libro (el cual estaba muy grueso) tendría un lugar a lado de un tipo llamado Jehová, este wey también me prometía la salvación y un montón de poderes sobrenaturales. -¿En serio?- pregunte con una carcajada en mi inmunda cara. –De verdad, Jehová lo sabe y te ayudara si tienes el tiempo de leer su palaba- respondió mientras se secaba el sudor de la frente. Creí entonces que el mencionado “Jehová” era el escritor de ese libro, pero esto no cuajaba con lo que antes me había dicho, y pregunte – ¿No se supone que el wey ese, se encuentra en el cielo? ¿Cómo chingados le hiso para escribir esta mamada? El hombre, casi mentándomela por haber ofendido a su escritor de cuentos favoritos, respondió -¡Entiende! No lo escribió el, sino sus seguidores, inspirados por las buenas acciones que nuestro padre (Jehová) ha hecho por nosotros. Para este momento, el aburrimiento y cansancio del extraño del folleto, era evidente y decidió marcharse dejándonos (a mí y al tipo seguidor de Jehová) con nuestro debate abierto. No sin antes dirigirse con nosotros y expresar lo siguiente…

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