miércoles, 30 de julio de 2008

SOY COMO TU.


¡Que me miras! No hay nada de interesante en mi cara. Acaso tratas de encontrar a los simios que juegan en mi rostro. ¿¡Que te pasa!? Te sorprendo. ¿Por que? Hay algo diferente en mi aspecto que provoca que tu saliva toque el suelo. ¡Sierra la boca! No es para tanto. Soy como todos. En serio, mírame y dime si encuentras diferencias entre tú y yo. ¡Ves!... no hay nada. Aun me sigues viendo, deberás, ya han pasado esos tiempos en que tratar mal a los demás estaba de moda. Has notado que tengo dos brazos, al igual que tu. Una cabeza, dos manos y dos pies, un par de ojos, cabello, orejas, y todo aquello que en tu cuerpo se luce muy bien. Tengo sentimientos, sensaciones, placeres y muchas cosas que por perder el tiempo en criticarme ni siquiera has notado. Tu mirada es molesta, ¿sabias? ¡Ya!... no soporto tu maldita presencia. Estos treinta minutos, en que trate de que comprendieras mi forma de ser, no te ha bastado para seguir mirándome con asombro y repugnancia. ¡En verdad tanto miedo doy!
¿Qué por que me visto así? ¿Qué por que actuó de esta manera? No lo se. Creo que me agrada pertenecer a algo. Así como tú, sin temor a ofender. Yo se que también perteneces a algo, pero tus aficiones son diferentes a las mías. Que similitud. ¡Mira! Ambos nos parecemos. Tú al igual que yo, queremos alejarnos de un mundo ajeno a nuestras conveniencias. Nosotros somos rechazados de la gente común y corriente. Me caes bien… ¿Quieres ser mi amigo?
Jamás creí que por pedir tu amistad te afectara tanto. Lo lamento demasiado. Pero te deseo lo mejor. Perdón, ¿Me perdí de algo? ¿Por qué me insultas? ¿No me mires otra vez de esa manera? Me ofendes, ¿sabias que duele cuando alguien te mira con los ojos con que me ves? ¿Por que te acercas en actitud amenazante? ¿Acaso te he agraviado? ¡No! ¡No! No levantes tu puño. Te pido disculpas si en esta charla te ofendí. Te juro que no trato de burlarme de ti. Te lo digo en serio. Jamás intente insultarte, pero si lo hice… lo lamento. ¡Basta! No me golpees más. El hecho de que me parezca a ti, no te da razones para destruirme. ¡Ya! no me lastimes. No ves que no quiero pelear contigo… eres tan parecido a mi. Ves la sangre que sale de mi cuerpo, notas los moretones de mi cara. Son iguales a los que tú sufres cuando te patean con descaro. No soy un vago, un cholo, un joto, una puta, un nerd, un gótico, un hippie, un emo, un punketo, un skater, no soy ninguna de esas etiquetas con las que te refieres… soy un humano.

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