Nadie aquí necesita bienvenida, pues en el camino de las letras nos leeremos pronto.
jueves, 20 de noviembre de 2008
RUIDO ASQUEROSO POR LA MAÑANA.
-¡Shhh!… ¡shhh!… ¡silencio trato de dormir! ¡Puta madre, que se callen! No entienden maldita sea. ¿Es imposible acaso en esta tierra dejar en paz a alguien? Solo un poco de silencio es lo que pido. ¡Maldito ruido! ¡Maldita gente!... ya cállense.-
Es difícil, para la mayoría de las personas que habitan esta inmunda ciudad, relajarse. Pero cuando al fin lo logran, serán despertados por el más nefasto de los ruidos. Ruidos que van desde el grito del bolillero mañanero, la seño de los tamales de la esquina, el ladrido del perro de tu vecino, tal vez el de tu mama para irte a la escuela, y un chingo mas. Si entendieran que es en tus sueños cuando realmente eres libre, donde no hay fronteras, donde no hay límites, donde eres tú y tus fantasías… y nadie más, donde eres rey, profeta, esclavo y bufón, donde no hay quien te moleste. Pero sin embargo, hacemos de estos sueños, pesadillas. Pesadillas también llamadas “vida real”. Porque si bien es cierto que “no hay que soñar, sino vivir” hoy en día, ni siquiera sabemos el significado de esa palabra. Sino protestas cuando estás en desacuerdo, cuando bajas la cabeza ante los reclamos y regaños, cuando te tragas todo lo que dicen los demás, cuando eres manipulado por otra gente (televisión, políticos, familia, estado, escuela, etc.) Sin duda has olvidado que vivir (y lo subrayo) es una de las cosas más importantes. Así que ni modo, chingado estas y lo único que te queda es dormir. Dormir para soñar que puedes hacer lo que quieras. Pero para eso, necesitas tranquilidad, tranquilidad que el espacio que te rodea, no te proporciona. ¡Sal y grita! Despiértalos a todos. ¡Véngate! Que sufran lo que sufres.
-¡Al fin tranquilidad, a dormir! ¡Otra vez chin! ¡Maldición!... es el pinche despertador. ¡Ha bueno!!!!!!!!!!... Bang, Bang, Bang.
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1 comentario:
La mañana, justo el sol se asoma cínico en el horizonte perverso. Tus sábanas son ese pedazo de cielo por el que los religiosos ruegan, erropado en la comodidad del colchón y con la cabeza aún a la mitad entre el sueño y la insoportable realidad. Un tintinear repetido, cacofónico, perturbante, se hace presente como el desastre inesperado que entierra ciudades y mata a millones. Ha matado el placer del sueño, te há roto la pipa de la droga onírica y tu odio no tiene comparación. El mundo parece pequeño, te cabe en la palma de la mano y ansías aplastarlo. Pero dentro de ti reconoces que es tiempo de sufrir el dolor de la realidad y no hay escapatoria a ello, tu odio reprimido se convierte en una vena tenza en tu frente. Es hora de ser un zombie más.
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