Ahí estaban todos, aquellos que lo acusaban de delitos, aquellos que lo querían muerto y aquellos a quienes les debía. Era una de las juntas más importante que se habían celebrado en honor a los disturbios de hacia unos meses. Se decía que él era el culpable. El jurado, los abogados que culpaban, los que defendían, el juez y otros tantos que se habían dado el tiempo para asistir a ese recinto del cual se esperaba una resolución definitiva pero en contra de aquel que se había vuelto el blanco de disparates, injurias y depravaciones. Unos le gritaban, otros lo abucheaban y unos mas en unisonó declaraban ordenes de muerte, el miraba a los alrededores y bajaba la cabeza;
sabía lo que se avecinaba. Después de escuchar el veredicto condenatorio el miro hacia el cielo mientras gritaba:
¡¡¡¡¡ Padre ahora es el momento!!!!!
De pronto unos gigantescos torbellinos de fuego comenzaron a emanar de cielo y al contacto con la tierra esta no hacía más que arder. Cuando los asistentes y verdugos habían sido destruidos , el se levanto miro sobre la cruz ahora echa cenizas y ordeno a sus doce generales comenzar la batalla para la que había sido encomendado.
2 comentarios:
y el apocalipsis dió comienzo...
y mientras los generales reducían las ciudades a escombros y diezmaban los ejercitos organizados del mundo con el dedo de diós de su lado, aquel hombre de los estigmas sangrantes fumaba apacible en actitud contemplativa desde la sima del mundo...
Batallas quedan muchas por librar, mi querido Hades. Si son justas o no, el tiempo y las circunstancias nos lo dirán.
La que describes en tu intenso post ha sido, sin duda, la más justa, pero mira, el hombre, limitado como es, sigue actuando como si no lo hubiera sido.
Batallas vendrán. No sé si estaremos del lado justo. Nisiquiera si habrá un lado hacia el qué hacernos.
Te sigo leyendo, aunque no lo parezca.
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