Lo he visto más de una vez. Y se que el también me ha visto, pero no nos conocemos. Lo he visto afuera de mi trabajo, pero no se dirige hacia halla, también en el lugar en donde tomo mis camiones, pero tampoco los aborda, lo he visto en el otro lado de las banquetas que yo camino, lo he visto mojarse con la lluvia que me desnuda, lo he visto cubrir su cabeza con esa gorra que esta en mis sueños, lo he visto con esa mirada que no dice nada, pero que me inspira, lo he visto con ese andar despreocupado pero que expele chulería, lo he visto, pero no lo extraño. El se ha convertido en una especie de dejavu eterno. Nunca he tocado su piel, nunca he sentido el calor de su saludo, nunca he olido el aroma de su piel, nunca hemos estrechado siquiera una mirada, nunca me ha dirigido una palabra, y nunca he escuchado el timbre de su voz. Apostaría que hoy que salga por la calle lo veré andar por mis caminos. No se absolutamente nada de el. Pero lo que si se, es que se ha mudado a la calle de mis casualidades, y tiene por domicilio mi espejo, aunque he de confesar que solo conozco su nombre y donde puedo encontrarlo. Por nombre Mi desconocido y esta en donde se me ocurra.
1 comentario:
Tal vez no nos damos cuenta... puede que cada uno de nosostros seamos aquel desconocido para alguien más....
piras
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