miércoles, 15 de abril de 2009

RONDA PEQUEÑA Y LEJANA.


Juguemos niños,
que no estamos solos.
Divirtámonos como nunca lo haríamos, les aseguro que el alba los encontrara
dormidos.

Bailemos niños,
que no hay mucho tiempo.
Y en el danzón de nuestros cuerpos, mezclaremos nuestras desgracias y
deseos.

Saltemos niños,
que así alcanzaremos la luna.
Pero no hagamos ruido que la despertamos, nos brindara lluvia, nos
mojaremos.

Cantemos niños,
una canción secreta.
Con letras de gemidos, escritas con llanto, para calmar al lobo que asecha sus
pasos.

Soñemos niños,
mil vidas felices.
Donde son queridos, donde son amados, y pueden encontrar lo que siempre codiciaron.

Giremos niños,
hasta caer cansados.
Sobre una cama de algodón con sabor a bombones y pueden realizar todo lo
impedido.

Sintamos niños,
ese viento gigante.
Que los palpa y maltrata con sus garras funestas, que huye y los adiestra por
cariño.

Gritemos niños,
a las gentes sordas.
Que no escuchan, ni ven, lo que hay frete a ellos, por alentarse en la pequeña pureza.


(Encontrado en los diarios de un pedófilo.)

1 comentario:

Salazar Craft dijo...

Suele suceder que el criminal se vuelva artista, que el pirómano componga odas a las flamas que provoca, que el asesino sea un artesano de prolijas dagas y espadas, que el cazador pertenezca a PETA, que el pedófilo sea poeta...
Suele suceder que amemos tanto algo que lo destruyamos con nuestro amor.