El día de hoy morí sin darme cuenta que había vivido. Hoy cuando desperté, me mire al espejo y me impresione al no verme en el. No estaba, algo había pasado. No podía creer la mala suerte de la que había caído victima. No podía estar pasando. Camine por las escaleras de mi casa y mire a mis padres llorando y lamentándose por mi partida. ¡Yo estaba ahí pero no podían verme! Mire rosas y flores adornando mi féretro y un montón de personas que jamás había conocido sufriendo por mí. ¿Que paso? ¡Esto no puede estar pasándome! Yo soy una buena persona. Que he hecho para merecerlo. Comía bien, respetaba a mis padres y a las personas que me rodeaban, iba a la iglesia y era un fiel creyente, hacia deporte e inclusive era miembro de un club. Tenía buenos amigos y una novia bella e inteligente. Obedecía a mis padres en todo lo que me ordenaban. Tenía sexo seguro y responsable. No fumaba, bebía y ni me drogaba, era totalmente sano. Votaba por los representantes políticos que me asignaba el estado. No escuchaba música estridente ni grosera. Les daba espacio a los demás. Leía poesía y filosofía. Ayudaba a mis semejantes. Respetaba la homosexualidad y el lesbianismo. Escuchaba a aquellos que querían ser escuchados. Limosneaba a los vagabundos. No mentía, excepto cuando tenía que sacar de algún apuro a mis amigos. Viajaba frecuentemente para conocer diferentes culturas y aprender de ellas. Tenia buenas calificaciones en la escuela, mis maestros me adoraban. Tomaba a mis errores como sabios consejos. Adoraba a los niños. Tocaba varios instrumentos musicales, pintaba y escribía poesía: el arte era mi vida. Tenía la mejor de las vidas, pero sin embargo, hoy me velaban. No entiendo en que he fallado, si he cometido algún error, si me comporte mal con alguien, ¿¡Por que rayos me pasa esto a mí!?. Hoy a mis veinte tres años, he muerto por razones que no me explico. Pero de alguna manera se, que nunca pude vivir mi vida como yo la quería. Que nunca estuve vivo.
1 comentario:
Has descubierto el secretode la vida, cuando esta ha terminado con vos. Somos, grosso modo, solo partículas disolviéndose en el espacio. Y algunas se disuelven más pronto que otras. Pero no importa cuan luminosa sea tu vida, esta habrá de extinguirse. Nos pudrimos con lentitud. Caminamos de sitio a sitio hambrientos de consuelo y necesitados de algúna vaga explicación de nuestro propósito. Nos convertimos en zombies. Cadáveres caminantes que despiertan tras la muerte. Como las pláticas del extrangero. El cuerpo del crucificado, mancillado, torturado, flagelado y ahora, devorado. Amén. Si, como no.
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