jueves, 31 de julio de 2014

JUNIO.


Me di cuenta cuando Junio se fue. Era de mañana y llovía, era lunes a las 12:01 a.m. y me levanto la mano en señal de despedida, sus ojos eran claros y brillantes ¿O será que lloraba?, yo no pude devolverle el saludo, solo abrí mi boca y solté unas palabras que no tienen ningún significado. De seguro eran – QUEDATE.

Él no lo vio, no lo escucho, no lo entendió. Dio la vuelta y su espalda me afirmo su partida, la puerta se cerró y al golpe de la madera sobre el pórtico, recordé lo que verdaderamente quería decirle antes de que aquellos ojos claros y brillantes me miraran en señal de derrota, alce mi brazo como si pudiera verlo del otro lado del corredor y grite- ¡¡SE TE OLVIDA BESARME!! – NO SE ME OLVIDA –pude escuchar, todavía sin despegar la mano de la empuñadura de la puerta – SOLO TEMO QUE AL HACERLO YA NO PUEDA IRME DE TU VIDA.

No pude decir más, mi mano soltó la manija y los pasos del corredor se alargaron hasta dejar de escucharse. Me acosté en la cama y pude sentir  lo cálido de su cuerpo en las sabanas que aun olían a él. Toque mi pecho y sentí su abrazo, puse mis dedos sobre mis ojos y un TE AMO, abrigo mis oídos, me acosté boca abajo y bese en su almohada el llanto de despedida que me había dejado de recuerdo.

Afuera en la avenida, empapado no sabe el, sí en llanto o en lluvia, o en saliva de los besos de mi amor, Junio de seguro comparte algunas nostalgias que pretenderemos guardar como recuerdo, en alguna primera mañana de julio.