“”Recuerdo que eran como las once de la noche cuando mi tío llego a la fiesta que celebraba la víspera de la navidad, todos estábamos presentes celebrando con ponche y brindando con aguas de Jamaica. Estaba inquieto, lo pude ver mirando su reloj tantas veces que hasta le sudaban las manos, después se levantaba de su asiento y caminaba alrededor nuestro y miraba los arreglos del pino, después intentaba jugar con los niños y con los primos, sin duda había algo que lo inquietaba, pero yo pretendía no mirarlo y seguir buscando diversión en lo poco que las reuniones familiares me presentaba. Eran las doce de la noche cuando mi tío decidió irse para continuar su ruta que su taxi le marcaba, una de mis tías, molesta por su insistencia de irse a trabajar lo cuestiona por su prisa y él lo único que responde:- TENGO QUE CONTINUAR, TAL VEZ A LA UNA (SE REFIERE A LA HORA) HAYA ALGO DE MOVIMIENTO-con esa voz que por desgracia ahora no la recuerdo. Después sale y deja a sus hermanos anonadados, después escucho una réplica de mi tía y pronto me voy a dormir.”
“Por la mañana cuando despierto, veo en la sala, caras largas y ojos funestos; un recuerdo casi premonitorio me embarga la mente, como si ya supiera lo que sucedió pero no me sorprendo hasta que la señora de al lado me da la noticia: mi tío fue asesinado en un asalto. El cuerpo de mi tío fue encontrado a las tres de la mañana por unos amigos de ruta, se encontraba tirado en el sillón del conductor con una puñalada en el pecho y sujetándose la muñeca izquierda ocultando el reloj… este se había descompuesto, pues había dejado de funcionar a la una de la madrugada.”
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