miércoles, 30 de noviembre de 2011

DE INES PA' LANTE.


De Inés se puede decir mucho, pero no le alcanzaría.
Era imposible no verla al llegar, ese andar cadencioso, ligero, pero altanero.
Como si quisiera ocultar de los ojos humanos algún secreto grabado en su espalda. No sé cómo, pero me hiso imaginar, que su forma de caminar era la mezcla de deslizamiento y el danzar apasionado de dos enamorados que bailan lambada. Ella pudo haber sido protagonista de mis más húmedos sueños, pues eran claras sus magnitudes, una candente piel morena, un cabello chino que te invitaba a perderte dentro de ellos, una boca vivaz con ganas de comerse el mundo, al que creo le llego a dar unas cuantas mordidas, unas caderas con vida propia, unas piernas perfectas que seguro se movían al compas de su corazón, y un actuar extraño, mezcla de mujer de realeza, de mojigata, de capataz, de seductora, de catrina, de asesina y de cazadora.

Madre ejemplar, mujer excelsa, buena compañera, amiga sin igual y según mis sueños… amante perfecta. Hubo alguna vez en que pensé, que pasaría si ella dejara sus actuares y se convirtiera en una chica “normal”, y una respuesta inspirada en una canción de Enrique Bunbury embargo mi mente: Por ti perder mi chulería… eso nunca me lo vas a ver.

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