Las nubes se apartaron
de pronto como movidas por alguna mano invisible y gigante hacia el norte,
donde la nieve de algunas montañas comenzó a derretirse, como si estas mismas, victimas del calor divino
de los vientos, las hubiera afectado. Los ríos dejaron de fluir y misteriosos
torbellinos reinaron en los caudales que parecía que estos
efectos fijaran sus miradas hacia aquellas motas blancas en el cielo
repentinamente apartadas hacia lugares insospechados… los peces, por alguna
inexplicable razón, habían desaparecido.
Árboles y plantas se estremecieron
como si alguna fuerza superior los aplastara violentamente contra sus raíces,
los frutos de algunas cosechas sufrieron de pronto metamorfosis delirantes que
les hacía parecer escamas, patas y cola. Los animales se erizaron de manera
súbita, se olfatearon entre
ellos incluso entre razas distintas, los que cantaban o emitían algún sonido
como medio de comunicación o instinto, callaron abruptamente, los insectos se
protegieron en sus hogares, las aves cesaron su vuelo y como todos los demás
seres, fijaron su mirada hacia el cielo.
Las personas fueron los
últimos en recibir los efectos de este singular fenómeno, muy pocos miraron a
sus alrededores para notar las diferencias abismales de las que de pronto
fueron víctimas, algunos ancianos como movidos por alguna extraña curiosidad
movieron sus cabezas hacia las ventanas de sus casas, los que estaban fuera se
miraron entre ellos como afectados por una nostalgia, todos los recién nacidos
del mundo lo sintieron, los más pequeños callaron sus llantos y rabietas y
cerraron sus ojos como motivados por alguna inteligencia dominadora, los que
pudieron moverse se acercaron a la ventana más cercana y mirando hacia el sol cantaron o pronunciaron -¡¡¡ OOOOO !!!- interminable
al unísono. Fue este aterrador efecto lo que saco a los demás hombres de su
ignorancia y notaron que algo estaba pasando, el canto que sus hijos estaban
entonando los había asustado de maneras inimaginables, el desconcierto siguió al
caos y este a la violencia.
Quizá la confusión de la
extrañeza casi aterradora de la “enfermedad” que los niños sufrían, provoco la reacción
repentina de los padres y extraños, y tal vez en el predicamento de encontrar
una “cura” para los inocentes, los volcó en una vorágine desesperada casi
contagiosa por la verdad, la cual, no encontraron sin antes haber dejado a su
paso escenarios sacados de los eventos dantescos más torcidos… cuando el llanto
de las personas salió, el canto o el sonido ambiental en que se habían convertido
las ciudades del mundo, se silenció. En la sorpresa de la casualidad de este descubrimiento, los hombres y mujeres
del mundo también callaron a sus acciones y notaron por fin los eventos
celestiales que habían ignorado.
Algo monstruosamente
antiguo y poderoso miraba al planeta desde lo alto.
Y después… llovió.