martes, 27 de marzo de 2012

MISTERIOS Y TUGURIOS.


Había a lo lejos una luz verde que anunciaba la llegada, en la puerta estaba un hombre que invitaba a entrar a cualquier transeúnte, cuando me acerqué fui al único de los pasantes que ignoro. Entre y vi que las cosas no eran como me las habían platicado, si eran bonitas (algunas) las chicas que ahí trabajaban, si bailaban (o dizque bailaban) al son de canciones inbailables, intentaban ser carismáticas e intentaban parecer interesadas en lo que sea que balbuceabas, un golpe de decepción me tumbo los pocos dientes de alegría que traía, no pude recogerlos, pues la oscuridad apenas alumbrada por las inservibles luces de neón intentaban dar un poco de claridad a aquel lugar, aunque oportuna para la sensibilidad de las ahí obreras, ya que su vergüenza por hacer lo que hacían, era más que evidente. No había razones para seguir en aquel decrepito terreno, estaba cansado y una cerveza no es tan importante como para soportarlo… una magia ocurrió.

Al voltear para salir, choque con la bandeja de cervezas de una laborante, ella caía en todas las afirmativas de todas las negativas arriba descritas, además de que se veía cansada, me miro, me tomo de la mano y - me dijo sabia que un día volverías.
Me hablo de vidas y de futuros… los mios.

UN BESO EN LA FRENTE.

“Amarse, es actualizar incesantemente el diccionario
en nombre de la libertad de estar juntos
para ser animales con toda inocencia”.

Maldecido por: Pascal Bruckner.
(Filósofo, ensayista y novelista francés)

SEXTO ESTIGMA: LA VOZ DE CRISTO.


“Hay veces en que al despertar tengo una canción pegada en mi oído, recuerdos sin duda de una melodía repetitiva que escuche el día anterior. Hay días en que suena fuerte, y otras apenas y recuerdo la letra de ella, la constante es que me la paso ya sea cantándola o tarareando y ahí se queda, como una nostalgia intima que suena a música. Pero hoy desperté con una canción extraña, no era mía, no la había escuchado, y según las paginas que investigue… no existe. Cada que la canto o la silbo, alguien se arrodilla ante mí y me besa la mano, como si se rindieran al encanto doblegador de algún hechizo desconocido, otros asienten a lo que digo como si les dijera algo. Pareciera que tengo razón a todo lo que digo, y esto lo comprobé de la manera más funesta ¿Creerán que si salto cuando le dije que saltara del edificio? Esto no me parece nada bueno y he decidido ponerle solución a mi problema, por eso me rodee de doctores con rosarios y sacerdotes con estetoscopios con lupas. Dicen que hay algo dentro de mí que no tiene explicación, dicen que estoy hablando en idiomas extintos y que posiblemente esa canción que tengo en mi oído sea una especie de evangelio perdido, dicen que hay algo en mi cerebro que me impide escucharme en la lengua que realmente hablo, dicen que soy un emisario, dicen que hay una complejidad anormal en mi vocabulario, dicen que no tengo explicación, dicen mucho… y ya no soporto”. “Cansado digo ¡¡¡Silencio!!!, todos guardan silencio y se toman sus cuellos como si les faltara aire… después caen al suelo fatalmente”.
“Decido salir del cuarto y dejarme llevar por la melodía en mi oído. Salgo y canto, y la gente a mí alrededor se reúne para escucharme cantar”
“Después… ya no hay nada más que eso”.