miércoles, 25 de enero de 2012

FAJE.

Te besare tan fuerte que sentirás un puñetazo en el estomago, te quitare el aliento, para que no pongas resistencia a mis caricias, buscaras mis ojos que arden en deseos por obligarte, pero te quemaras, arderas en fuego y mis labios te sabrán a cenizas.

Sentirás unas caricias violentas en tus ojos, que los cerraran, querrás ver pero no podrás, pues mis labios no se apartaran de ellos hasta sentir el sabor a dolor que tus lágrimas moradas me proporcionan.

Estarás entre mis brazos tan estrechada que no distinguirás las diferencias entre mis manos y tu cuello, se fusionaran a tal grado que pensaras que tu respiración es fruto del apretar de mis dedos, pero estos te sabrán amargos, fríos y dolorosos.

Intentaras en vano correr y alejar mi pasión de tu cuerpo, pero te paralizaras cuando encuentres mi boca en tu entrepierna inyectándote el veneno que será tu perdición. Y a mi merced, disfrutare paladeando tus últimas gotas de voluntad.

Al despertar miraras tus manos y pies atados, heridas que cubrirán la mayor parte de tu cuerpo, mordidas y chupetes multicolores, rastros de lagrimas en tu cara, sangre en las sabanas y a tu lado en el buró, una rosa que acompaña una carta de amor. Donde te digo, que jamás nadie me ha amado así.

APELATIVO.

                                             
 ¿Quién responde al llamado de la nada?
Hay una dispersión de sonidos que emulan
palabras, pero que no dicen nada. A veces
lo dicen en tonos bajos, tiernos, suaves, con
delicadeza, sencillos, directos. Tratan de llamar
la atención de ti…pero no hablan de ti; hablan del viento.
¿Tú eres el viento? ¿El viento respondería si lo llamaran así,
si lo llamaran con el nombre de la nada?
Pero ahí están, convenciendo, intentando, buscando.
Yo no respondo, cuando me llaman,
no me llaman con el nombre de la nada,
pues el viento se lleva esas palabras.

viernes, 20 de enero de 2012

SABERSE INFINITO.


















Desde donde estoy
he mirado muchas veces la demanda
que pide el otoño a los arboles,
orgullosos portadores de señalamientos y agravios,
los he visto declinar sus copas
así como el alcohólico sus vasos,
me he preguntado ¿Dónde quedan las libertades?
¿No podrá nunca imponerse la noche sobre el día?
Porque desde donde estoy
he intentado en vano manipular
los sentimientos de la verdad,
fundirme de pronto y deseoso en las paredes,
que claman las voces que no tienen,
hacer con lo que no tengo
tampones para oídos y bocinas para el corazón.
Pues se, que hay arterias ocultas
que también filtran sangre para el alma,
esa que no siempre puede ser desvestida,
que se aferra con garras y colmillos
a las pasiones pasadas, a los gustos extraños,
a los amores prohibidos.
Sin embargo sigo viendo
arqueros que no pueden atinar al sol,
manos con dedos firmes que dirigen ganado al abismo
y abismos que logran tener llenadero.
Por eso y desde donde estoy
he tomado la decisión de abrir mis alas,
no como águila que emprende el vuelo
por los infinitos horizontes,
sino como un pájaro dodo
que consciente de no poder volar,
prefiere estrellarse contra las piedras
a dejarse llevar por el viento.


                       Dedicado a Jova.
              Con mucho cariño y aprecio.
“A veces no sabemos cómo manejar las cosas”

UNA CITA PARA TERMINAR.

La cita que se había planeado para ese día había llegado a su conclusión, los objetivos que se habían planeado para el encuentro estaban siendo analizados por ella (Mel, chica de carácter explosivo-agresivo, que gustaba de tener el control de la relación y quien había sido la causante de que el noviazgo hubiera comenzado, esto, por ser ella quien lo había invitado a salir. Justo ahora estaba siendo terminada). El llevaba tiempo tratando de culminar lo que hace dos años, de cuatro que llevaban juntos, estaba siendo una relación de, según él, “capataz y esclavo”, en donde por desgracia, el esclavo, era el (Nel, muchacho introvertido que gustaba de ser sobajado y humillado en la relación, a la cual él había sido ingresado por petición de Mel. Justo ahora estaba terminando).
El desayuno que había sido testigo de los momentos antes contados, se convirtió de pronto en un bailable extraño de miradas, respiraciones entrecortadas, murmullos entre los dientes, susurros y silencios que atravesaban las calles de un lado al otro de donde se estaba llevando a cabo este drama. Mel no daba ninguna respuesta, parecía que los motivos que se habían mencionado no habían afectado su carácter y por tanto su réplica. Nel, ansioso por saber la decisiva de su todavía novia, miro fijamente los ojos de su acompañante y no encontró nada, esto lo puso frio como el helado de vainilla que estaba servido en su mesa, pero, caliente como el café que lo acompañaba, y deseoso por saber la definitiva: opto por improvisar. Miro al suelo y encontró un juguete, era la figura de un luchador de plástico con pintura de esmalte para uñas en la cara como mascara y en los pantalones, estaba en su postura clásica, brazo levantado con palma de la mano izquierda abierta y mano derecha abajo. Lo tomo y mostrándoselo a su interlocutora le dijo:
- Como este muñeco te digo adiós.
Ella lo tomo de pronto y arrojándolo en el piso, le plantaba un pisotón que aplastaba ferozmente la figura, al tiempo que decía:
- Perdón, no entendí el ejemplo… entiendes el mío.
El helado se había derretido, el café se había enfriado y las moscas ya rondaban los desechos que aquella mañana se había dado como frutos.