miércoles, 30 de noviembre de 2011

VENDAVAL SIN RUMBO.

Vendaval sin rumbo
que te llevas tantas cosas
de este mundo,
llévate la angustia
que produce mi dolor
que es tan profundo,
llévate de mí
las inquietudes que me causan
el desvelo
por vivir soñando
con un imposible
para el corazón.

Vendaval sin rumbo
cuando vuelvas tráeme aromas
de su huerto
para perfumar el corazón
que por su amor
casi, casi está muerto
dile que no vivo
desde el día en que de mí
apartó sus ojos
llévale un recuerdo
envuelto en los antojos
de mi corazón.

Maldecido por: José Dolores Quiñones.

De las profundas letras del maestro Dolores Quiñones
les traigo esta canción, que sin duda pondrán a suspirar
aquellos amantes, que no pudieron mantener su lado a
quien amaban. Una recomendación mis lectores,
entréguense en cuerpo y espíritu a los ventarrones que
los hacen recordar y ahóguense en recuerdos y melancolías.

VITAL.

Era Vital encontrarla, no viviríamos sin ella,
también fácil imaginar sus escondites.

Necesitábamos una cooperación para nuestras felicidades,
vital era encontrarla.
Alguno de nosotros necesitaba ayuda,
vital era encontrarla.
Alguien que acompañara nuestras soledades,
vital era encontrarla.
Quien llorara en tu hombro tus penares,
vital era encontrarla.
Quien al tenderte la mano te esperar con baile,
vital era encontrarla.
Quien te animara con su son al hablar,
vital era encontrarla.
Alguien que supiera de tus derrotas y triunfos,
vital era encontrarla.
En definitiva… quien te ayudara a salir adelante, vital era encontrarla.

DE INES PA' LANTE.


De Inés se puede decir mucho, pero no le alcanzaría.
Era imposible no verla al llegar, ese andar cadencioso, ligero, pero altanero.
Como si quisiera ocultar de los ojos humanos algún secreto grabado en su espalda. No sé cómo, pero me hiso imaginar, que su forma de caminar era la mezcla de deslizamiento y el danzar apasionado de dos enamorados que bailan lambada. Ella pudo haber sido protagonista de mis más húmedos sueños, pues eran claras sus magnitudes, una candente piel morena, un cabello chino que te invitaba a perderte dentro de ellos, una boca vivaz con ganas de comerse el mundo, al que creo le llego a dar unas cuantas mordidas, unas caderas con vida propia, unas piernas perfectas que seguro se movían al compas de su corazón, y un actuar extraño, mezcla de mujer de realeza, de mojigata, de capataz, de seductora, de catrina, de asesina y de cazadora.

Madre ejemplar, mujer excelsa, buena compañera, amiga sin igual y según mis sueños… amante perfecta. Hubo alguna vez en que pensé, que pasaría si ella dejara sus actuares y se convirtiera en una chica “normal”, y una respuesta inspirada en una canción de Enrique Bunbury embargo mi mente: Por ti perder mi chulería… eso nunca me lo vas a ver.